Entre piojo y terciopelo, 47 kilómetros de historia y Detrás de las bolas son tres cortometrajes de jóvenes cineastas poblanos que se proyectarán hoy a las 17:00 horas en la cinemateca Luis Buñuel, ubicada en la calle 5 oriente 5.
Estas tres producciones nacieron del taller que en mayo pasado ofreció, vía interinstitucional, la Alianza Francesa, el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP) y el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM).
Hervé Tostivint, fue el cineasta encargado del taller, quien mediante un proceso democrático decidió trabajar con estos tres cortometrajes.
En conferencia de prensa, ayer a mediodía en las instalaciones del MNFM, Brandon Lozano, director de Entre piojos y terciopelo, así como Saúl Márquez, fotógrafo del cortometraje documental 47 kilómetros de historia, 140 años de distancia, señalaron, cada uno en su turno, que sus proyectos expresan obsesiones de un grupo y el género documental les permitió explorar el tema que contaron en sus filmes.
Brian Lozano señaló que Entre piojo y terciopelo es una película que aborda la historia de los cines en Puebla. Este filme de 13 minutos de duración, ofreció una lectura de la antropología social poblana, pues aparte de reseñar las funciones y la vida de los poblanos en la década del 50, se retrató la cosmovisión que los poblanos tenían del cine. “Es curioso porque varios de las personas que entrevistamos ya no van al cine. Para ellos se acabó”, dijo.
Acerca de los motivos por los que el documental, no sólo en México sino en Latinoamérica, se ha puesto de moda, Lozano mencionó que este género ha tenido una ebullición debido a la facilidad con la que puede filmarse actualmente. Señaló que para él, el documental muestra de manera realista los diversos aspectos de un problema. Finalmente, señaló que la realización de documentales es una forma de romper con la hegemonía de las distribuidoras estadunidenses. Los complejos cinematográficos, dijo, no ofrecen opciones para mostrar aspectos del cine que ellos no conocen.
Para Saúl Márquez, fotógrafo de 47 kilómetros de historia, 140 años de distancia, los documentales han tenidos un “estallido”, porque diversas redes sociales se han interesado en mostrar su propia versión de la historia que intentan contar. “Hay mucha gente haciendo cortometrajes porque necesitan contar sus opiniones al público, además, hay muchas opciones para mostrar el trabajo que han hecho”, expuso.
El filme en el que participó da cuenta del paisaje y la historia del enramaje ferroviario que existe entre entre Puebla y la ciudad de México. Esta cinta dura 11 minutos y el primer acercamiento que tuvieron, como equipo de filmación, con el enramaje ferroviario se realizó vía internet, mediante la utilización del programa Google Earth. “Utilizamos esta ventaja de la tecnología, pero luego dimos un recorrido en locomotora, ya con la intención de planificar nuestra película”, dijo.
Detrás de las bolas es un cortometraje en el que la directora Alisson Montiel captura de manera íntima a un grupo de físico-constructivistas, quienes diariamente se entregan a extenuantes sesiones de ejercicios, labor poco reconocida en el ámbito deportivo.
De acuerdo con la subdirectora de Servicios Educativos y extensión, Rosa María Licea Garibay, se dará continuidad a este curso en el 2010, pues el MNFM está interesado en fomentar las expresiones estéticas de los jóvenes poblanos.

La historia del taller
En el 2009, el taller de Documental Urbano recibió 30 propuestas de películas y 18 talleristas. El cineasta francés Hervé Tostivint fue el responsable del proyecto y afirma que “este género ha mostrado que hasta la cocina de la abuela puede convertirse en el tema para hacer una buena película. El documental cumple hoy una función integradora en la que personas de distintas culturas comienzan a conocerse a través de la ventana de una pantalla”. Tostivint dijo que para la producción de los proyectos se recibieron 30 propuesta de alumnos, quienes mediante un proceso democrático eligieron los tres proyectos que se iban a filmar.
“La realización de los tres filmes conjuntó a todos los integrantes del taller, quienes tenían la libertad de integrarse al proyecto que más les interesaba. Sin duda el documental es un ejercicio práctico donde la teoría puede enseñarse, hasta cierto punto, el resto es hacer trabajo de campo y confrontar retos en el rodaje”, señaló.

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db