Los Desechables de Colombia

Los eufemismos disfrazan la realidad, pero a veces la dureza del idioma nos evidencia como seres crueles, qué tal las palabras: inválido o minusválido. 
Cuando era niño a una persona sin hogar le decían desechable, sí igual que esos vasos que comenzaron a crecer en el mercado por salud, higiene y que resolvieron el problema de quién lava la loza cuando se hace una celebración y va mucha gente y pueda que la vajilla no alcance. –No importa comemos en desechables y a la basura. En ese momento no nos importaba el medio ambiente y por supuesto la gente menos favorecida.
Así de esa manera eran vistos esos seres que están en la calle por la droga o porque se lo buscaron. La idea es no mirarlos, menos hablarles y esperar que se larguen del barrio. Qué triste nuestra ceguera que no puede entender que vivimos en un país que ha desplazado a más de 6 millones de compatriotas que seguramente les ha tocado vivir en la calle.
Bogotá es una ciudad costosa, infame, clasista y fría tanto que me cuesta entender por qué aquí con tanta gente que vive en la calle no mueren de frío, seguro los cartones, el periódico, la ropa, las construcciones en obra negra, los caños, los puentes deben dar abrigo a los miles de habitantes de la calle que cada noche vencen a la muerte.
A pesar de la dureza de esa realidad parece que eso importa poco a las nuevas generaciones. Todos los miércoles en la noche doy una clase de español a estudiantes de un prestigioso colegio distrital de último año, normalmente aprendo mucho de ellos, y termino maravillado al escuchar su frescura y sus opiniones, sin embargo la semana pasada antes de iniciar la clase compartí con mis compañeros a quienes por lo menos les llevo diez años edad, son unos jóvenes llenos de sueños que formarán a miles de ciudadanos en su condición de docentes, los admiro y los quiero. No obstante, quedé petrificado al escucharlos, en el comedor pasaban las noticias sobre la indigencia en la ciudad tema que les apasionó tanto que se arriesgaron a dar soluciones ante este flagelo social. – Es que no entiendo por qué no los cogen a todos se los llevan y los matan. Dijo la primera.
-No marica, es mejor que el gobierno se los lleve a trabajar ¡Qué los esclavicen!
Era tan absurdo lo que decían que creí que era una cruel broma, pero aun así no pude reírme así que les pregunté si hablaban en serio.



-Es que yo si estoy de acuerdo con una limpieza social, ¡qué coman mierda esos hijueputas!
El diálogo terminó porque otros compañeros que llegaron al sitio mostraron su preocupación ante tanto trabajo. Estaba tan fastidiado que decidí irme a la biblioteca donde desarrollaría la clase, allí iba a montar un café literario aludiendo a los intelectuales de la generación del 98 y el modernismo en España.
Debido a lo corto del tiempo no pudimos debatir de temas vitales en este momento histórico que afronta el país, sin embargo si dejaron en claro que Gabriel García Márquez no hizo nada por Colombia que él simplemente se fue y ya. Ah y que lo que piden los guerrilleros es un completo abuso a lo que complementaron que los colombianos somos tan brutos que votaremos por los guerrilleros que poco a poco se adueñan del país.
Si esto se escucha en la academia como será en otros escenarios en el que nada se debate y todo se da por cierto. Sí, estamos mal, muy mal, pero si podemos educar mejor a los profesores, enseñar a los alumnos a pensar y no a repetir todo lo que escuchan, seguro tendremos la posibilidad de un mejor país. 
En un rincón:con la medalla de oro de Caterine Ibargüen será que esos periodistas pagados por Claro dirán hoy que ella se equivocó.
En un rincón 2:con el nuevo diseño del Coliseo el Campín que presentó Peñalosa se le hace conejo a la Filarmónica de la ciudad.

db